We are never alone
Personajes entrecruzados al límite en un film memorable ambientado en algún lugar de la República Checa actual. La película nos sumerge en las razones del resurgimiento de un nuevo fascismo de la Europa del Este que nace de las cenizas de las viejas ideologías y cómo se transmite a los niños cuya respuesta emocional conllevará trágicas consecuencias.
Karel Roden, el actor checo más internacional, visto en superproducciones hollywoodienses como “Hellboy”, “El mito de Bourne” o “Rocknrolla”, interpreta a un hipocondríaco en crisis cuya mujer es una dependienta de una tienda de alimentación enamorada de un macarra. Su mejor amigo es un guardia de prisiones que ha convertido su propia casa en una guarida llena de puertas con cerrojos. Ambos quieren “limpiar” las calles de “inútiles” y “gitanos”, y fantasean con la idea de crear un nuevo partido que traerá la “nueva justicia”. Sus miedos, paranoias, “enfermedades inventadas”, desamores, violencia intrínseca y física se irán desarrollando a lo largo del metraje en unas imágenes que sacudirán al espectador con una fuerza pocas veces vista en la pantalla. Y mientras tanto sus hijos se divierten por los parques con cuchillos y armas de fuego…